
Hormigas en las colmenas: un tema interesante y oportuno.
Revisando apiarios, con frecuencia encontramos hormigas en el interior de las colmenas y nos preguntamos: ¿Acaso es esto normal? ¿Les hacen daño o no a las abejas melíferas? ¿Cuáles son los argumentos para cualquier respuesta? ¿Cómo evitar la presencia de estos intrusos en la colmena moderna manejada?
Las hormigas son insectos (Artrópodos) del orden Hymenoptera, el que incluye a las avispas y las abejas. Consideradas uno de los grupos zoológicos más exitosos del planeta, las hormigas se distribuyen por todo el mundo. Según cálculos de especialistas, pueden formar entre el 15 al 25 % de la biomasa de los animales terrestres. Al igual que la abeja melífera (Apis mellifera L.), segregan feromonas para cohesionar la colonia y su prolongada coevolución con otras especies las ha llevado a desarrollar relaciones miméticas, comensales, parásitas y mutualistas[1].
Pertenecen a la familia Formicidae, describiéndose hasta ahora aproximadamente 12 500 especies, con marcada variación en sus modelos de comportamiento[1]. Las que llegan a las colmenas, lo hacen en busca de alimento y guarida para hacer sus nidos, actividad que realizan gracias a feromonas específicas que les permite orientarse hasta la fuente que les provee los nutrientes, tanto de sustancias azucaradas (néctar y miel), como de proteínas de alto valor biológico como son el polen, los huevos y larvas de las abejas, sobre todo cuando son especies carnívoras.
Para alimentarse aprovechan además los detritus que genera el proceso de metamorfosis de las abejas. Consumen diversos especímenes de animales que forman parte del microbiota asociado al nido, los cuerpos de las abejas vivas e incluso sus cadáveres, así como los restos de otros comensales presentes en la colonia invadida.
Cuando la estructura de madera de la colmena moderna no se confecciona respetando las medidas establecidas para cada elemento (cuadros, tapas, fondo, etc.), o cuando por malas prácticas del apicultor, la colonia se debilita y las abejas no pueden defender todos los espacios, las hormigas aprovechan e invaden la colmena, encontrando aquí refugio seguro, con temperatura y humedad estables[1], ideales para su reproducción.
ÍNDICE
- Editorial
- Hormigas en las colmenas: un tema interesante y oportuno.
- La ley Apícola Chilena: Nuevos retos para el Sector
- Salud Apícola Latinoamérica: Primer monitoreo de colmenas en la Provincia de Lambayeque, Perú. Inicio de un trabajo conjunto

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Es en este punto en que las hormigas pasan de ser comensales, a tener una relación parasitaria con la familia de abejas. No se puede olvidar, que la colonia de abeja melífera es considerada un súper organismo que funciona como un todo[1]. Cuando las hormigas invaden una colmena, pueden llegar a matar a su hospedero si el hombre no interviene. Y, aun cuando queden investigaciones pendientes al respecto, no cabe duda que éstas son un importante elemento de disturbio para la fisiología de la colonia de abejas vista como un individuo[1].
De manera figurativa (con mucha imaginación), si establecemos un símil entre las estructuras de una colmena moderna y el cuerpo de un individuo vertebrado (por ejemplo, una vaca), podríamos señalar que: los elementos de madera se comportan como el sistema óseo, el esqueleto; los alambres funcionan como los tendones; la cera y los panales constituyen el tejido adiposo o de sostén; las celdas donde oviposita la reina pudieran compararse con el útero y las que almacenan el polen y el néctar hasta transformarse en miel, formarán parte, junto con las abejas, del sistema digestivo de ese supuesto individuo.
De tal manera funciona cohesionado ese macro organismo, que cada uno de los sistemas, con poco esfuerzo, podríamos verlos representados (Figuras 1 y 2)
Con estas ideas, otras preguntas podemos hacernos: ¿Cómo afectan o interfieren las hormigas a las abejas nodrizas en su labor de alimentar las larvas de abejas? Sus olores, las sustancias químicas que ellas producen: ¿Pueden desorientar la postura de la reina? Estos aspectos deben ser objeto de estudios científicos, de manera que se evalúen las mermas productivas y el posible desarrollo de procesos morbosos concomitantes por la acción expoliadora del insecto.
La presencia de hormigas en la colmena, poco a poco debilita la familia de abejas. Esa pérdida de fortaleza rompe el equilibrio dinámico de la colonia, dejando deprimidos los mecanismos de defensa colectivos. Llega un momento en que la colonia queda vulnerable al desarrollo de enfermedades infecto contagiosas causadas por hongos, virus y bacterias y, por supuesto, se exacerban también las enfermedades invasivas causadas por parásitos, como son Varroa destructor (endémico y cosmopolita) y la acariosis causada por el ácaro traqueal Acarapis woodi, por solo citar dos ejemplos.
Cuando todos estos factores de disturbio confluyen, las polillas –la mayor (Galleria mellonella) y la menor (Achroia grisella)- se adueñan de la colonia, multiplicándose las larvas de estos Lepidópteros, las que construyen galerías en los panales y, a su paso, matan las crías de las abejas, contaminan con sus heces fecales las matrices de la colmena y dispersan los agentes etiológicos que puedan estar presentes en la colonia. Aumenta la gravedad del impacto, cuando al escenario se suma el pequeño escarabajo de la colmena (Aethina tumida).


Este conjunto de factores crea la tormenta perfecta que puede conducir al colapso y la muerte de la colmena. Así, los efectos adversos se pueden expresar con:
a). El abandono o la evasión del enjambre por falta de confort.
b). Brotes irreversibles de enfermedades infectocontagiosas o invasivas y
c). Considerables mermas productivas.
Y… todo comenzó por la presencia de la aparente inofensiva hormiga en la entre tapa y los cabezales de la colmena.
¡En la apicultura de Latinoamérica tenemos problemas con las hormigas! Las especies son diversas y no siempre están identificadas taxonómicamente (otro aspecto a tomar en cuenta para futuros estudios), pero no pocas se defienden picando al apicultor el que, por momentos y ante una población importante de ellas, se ve forzado a interrumpir las labores que realiza en el campo.
No menos lamentable es la presencia de hormigas en las naves apícolas o bodegas, en particular cuando invaden la sala de castra o de cosecha, arruinando la calidad de la miel por la contaminación de aquellas que se ¨ahogan¨ en el producto. Pero… sobre este tema y las medidas generales de prevención y control a tener en cuenta, estaremos compartiendo en el próximo Newsletter de Salud Apícola Latinoamérica.

Figura 1. De manera figurativa y con el propósito de comprender mejor el manejo sanitario en la apicultura moderna, se puede establecer un símil entre una colmena y el cuerpo de un individuo vertebrado. Con mucha imaginación, en la colmena moderna los elementos de madera se comportan como el sistema óseo, el esqueleto; los alambres funcionan como los tendones; la cera y los panales constituyen el tejido adiposo o de sostén[1].
[1] Álvarez, 2022. Argutorio 48 – II semestre 2022 – P: 99 – 106
[1] Rivas-Arancibia, et al, 2014. En: https://www.amc.edu.mx/revistaciencia/images/revista/65_3/PDF/Hormigas.pdf
[1] 34°C y de 60 a 80% de humedad relativa (Kerr, W. y Llaxacondor, J., 2006. Perú).
[1] Oster, G. F.; Wilson, E. O. (1978). P: 21-22. ISBN 0691023611.
[1] Un individuo es un organismo y es también un tipo de organismo. Ejemplo, el humano, el gato, el alce, la palmera, la ballena gris, la tenia y la vaca (Valero, J. 2023, México).
En: https://www.researchgate.net/publication/367074465_Introduccion_a_la_ecologia


Hormigas en las colmenas

Figura 2. Presencia de hormigas en la entretapa de una colmena moderna tipo Langstroth. Foto: Proyecto Salud Apícola Latinoamérica, 2018.

Figura 3. Las hormigas invadieron la colmena, encontrando un lugar favorable para su reproducción. Foto: Proyecto Salud Apícola Latinoamérica, 2019.

Figura 4. Huevos de hormigas en los cabezales de los panales de una colmena moderna tipo Langstroth. En este caso, la pérdida de fortaleza, la poca higiene en su interior y el acúmulo de propóleos por descuido, favoreció el desarrollo de las hormigas. Foto: Proyecto Salud Apícola Latinoamérica, 2020.

Figura 5. Nido de hormigas reproduciéndose en el interior de una colmena moderna tipo Langstroth. En este caso, el empleo de un cobertor de nailon debajo de la tapa de la colmena, impidió que las abejas pudieran cuidar todos los espacios del interior y así evitar la proliferación del insecto. Foto: Proyecto Salud Apícola Latinoamérica, 2020.
Por. Dra. M. Mayda Verde Jiménez